El monstruo invisible
- Ma Eugenia Blanco
- 24 feb
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 26 feb
Como el maltratador psicológico se adueña de tu persona sin darte cuenta.
Un día conoces a un chico y rápidamente vas cogiendo confianza, te parece que es la persona que mejor te entiende del mundo, se preocupa por ti como nunca nadie antes lo había hecho, te llena de piropos y constantemente tiene detalles hacia ti. ¡Es como si te conociera mejor que tu misma! Te enamoras y sientes que has encontrado a tu príncipe azul.
Pero entonces, de repente, sin venir a cuento, se enfada de forma exagerada por algo que, para ti, es una tontería. Puede ser porque estas comiendo chicle o porque has hecho un comentario que no le ha gustado, o porque le ha parecido que has mirado a un chico por la calle. El caso es que no entiendes nada, no sabes qué has hecho para que haya tenido una reacción tan desproporcionada e intentas alejarte. Pero entonces él vuelve pidiéndote perdón, te dice que no sabe lo que le ha pasado, que él no es así, que tú eres lo mejor que le ha pasado en la vida y que no volverá a ocurrir. ¡Y tú le perdonas, claro! En ese momento ya has entrado en su juego, porque a partir de ahora te dará una de cal y otra de arena constantemente y eso engancha, es como una droga que crea tanta dependencia que no puedes parar y no concibes la vida sin ella. Tu instinto te dice que tu con tu amor conseguirás que cambie porque el amor todo lo puede. ¡Craso error!
Así transcurre tu vida, alternando episodios de "paz"o de "luna de miel" con repentinos cambios de humor cuando menos te lo esperas en los que aparece el monstruo que lleva dentro. Mientras tanto, él aprovecha para decirte sutilmente lo fea que estás hoy, lo torpe que eres porque te tropiezas con todo, lo gorda que te estás poniendo y se mosquea porque alabas la belleza de un actor en la televisión. En ese momento, sin saber por qué, te deja de hablar durante tres días y tu te preguntas ¿qué habré hecho mal? Porque tu cerebro no puede entender que él se enfade tanto si no es porque tú has hecho algo mal. Y le das la razón de forma que empiezas a pensar: "Si es que soy un desastre, lo hago todo mal, y además estoy horrible...." En ese momento el objetivo de tu maltratador está cumplido, ha acabado con tu autoestima y es cuando te dice que quién te va a querer a ti salvo él, que no eres nadie sin él porque a pesar de lo desastre que eres él sigue ahí, a tu lado. Y te sorprendes pensando que tienes que tener mucho cuidado para que no se enfade porque os vais de vacaciones en unos días y extremas el cuidado pero, aún así, la cosa siempre estalla cuando menos lo esperas, sin poder evitarlo, por más empeño que le has puesto. Es en ese momento cuando te das cuenta de que tu carácter, naturalmente alegre, se ha ido diluyendo y ya no queda nada de aquella chica inocente y buena que solo quería que la quisieran a cualquier precio.
Es posible que te veas con varios hijos y que le sigas perdonando una y otra vez porque lo has normalizado todo. Tu no te consideras maltratada, para ti es normal porque lo llevas viviendo años. Y, ¿cómo no va a ser normal? ¿Qué cerebro soporta pensar que la persona que más debe quererte y cuidarte te maltrata de semejante forma? ¿Cómo vas a aceptar que has tenido a tus hijos con un monstruo? Es por eso que se crea lo que en psicología llamamos la disonancia cognitiva que nos mantiene al lado de nuestro maltratador por años y años sin salir de ese círculo vicioso que nos destruye.
Y te descubres un día diciéndole a tus hijos que se porten bien para que no pongan nervioso a papá, como si la culpa de su reacción desenfrenada fuera de ellos. Y te encuentras temblando cuando oyes la puerta de casa abrirse y te preguntas que habrás dejado hoy fuera de su sitio que le hará saltar. Y, hagas lo que hagas, él volverá a saltar y te dirá: "Es que tu me provocas" y te lo creerás una vez más. Y te machacas diciéndote que por qué no has dicho a los niños que se descalzaran para que no dejaran la escalera con barro y así papá no hubiera saltado. Y lloras sin descanso hasta que no te quedan lágrimas. Y te das cuenta de que a él no le afecta en absoluto tu llanto y ahí ves que eso no es normal, que no siente empatía ni compasión y esto te hunde aún más en el pozo en el que te ha metido, hasta que tocas fondo cuando te dice que estás loca y que te lo inventas todo. Porque es verdad, porque piensas que te has vuelto loca y es que él te quiere volver loca con su manipulación y, a veces, parece que lo ha conseguido.
Una vez, mi terapeuta me dijo que era igual que la tortura de la gota de agua que no notas el agujero que va haciendo en la cabeza hasta que no ha pasado mucho tiempo.
Y un día decides dejarle tras un episodio en el que casi te mata a ti y a dos de tus hijos en un coche a mas de 200 km/hora a causa de cualquier tontería que ha hecho que se le cruzaran los cables, pero un intento de suicidio te obliga a dar marcha atrás y a seguir comiendo de su mano. Y aguantas unos cuantos años más escuchando continuamente que tu le llevaste al límite.
Pero entonces, un día, tu paciencia de acaba, oyes un "click" en tu cabeza, puede ser gracias a la inestimable ayuda de alguien, tal vez uno de tus hijos ya adulto que, sin pretenderlo, te ha hecho ver la realidad, y te quitas la venda de los ojos y dices: "¡Hasta aquí!" y, en ese momento todo cambia. Expulsas de tu vida al monstruo invisible del maltrato y empiezas a elaborar tu duelo y, te empiezas a rodear de personas buenas y te das cuenta de que tienes personas que te quieren y te apoyan, que no estás sola y, al cabo de un tiempo, resurges de tus cenizas más fuerte y con una ganas inmensas de comerte el mundo.
Y un día vuelves a la vida porque te das cuenta de que te mereces ser feliz y entonces te propones disfrutar cada momento, celebrar cada ocasión, agradecer a la vida todo lo que te da y descubres el significado de las palabras empoderamiento y resiliencia.
Los efectos de este maltrato constituyen un trauma complejo que debe ser atendido por profesionales en consulta. Tal y como lo he contado parece fácil recuperarse de algo así pero no lo es. Todo requiere un proceso que normalmente necesita de ayuda profesional para ser superado. En primer lugar, tras el contacto cero, es necesario elaborar un duelo por lo que has perdido que es tu vida de años con una persona que ya no está ahí. Este duelo se debe elaborar pasando por la negación, el enfado, la depresión y, finalmente, la aceptación. También es fundamental trabajar la culpa, sobre todo cuando tienes hijos. Es muy importante que te des cuenta de que nada de lo que te ocurrió fue por tu culpa y que comprendas el mecanismo del maltrato y sepas que, desgraciadamente, hay miles de mujeres que han pasado por lo mismo que tú. Por eso es tan beneficioso hablar del tema. ¡Callar enferma y hablar cura! Cuanto más verbalices lo que te ha pasado, antes te curarás y retomarás tu vida. También puedes escribir, descargarte y desahogarte soltándolo todo, ¡eso es terapia!.
Da igual el nombre que le pongas a tu monstruo, narcisista, psicópata, mala persona o simplemente maltratador, pero es importante que aprendas y conozcas bien sus mecanismos de acción para prevenir y que no te vuelva a pasar. La psicoeducación que te proporcionará tu terapeuta te ayudará a conocer en profundidad a estas personas y a darte cuenta de que el amor no es control ni sufrimiento sino todo lo contrario. Si te mira el movil no es amor; si te dice que no lleves falda corta o escote, no es amor; si está celoso de tu compañero de trabajo, no es amor; si te monta escenas de cualquier tipo, no es amor.
Cuando hables con otras mujeres o, simplemente, escuches sus testimonios, te darás cuenta de que la situaciones por las que han pasado son prácticamente idénticas y te sorprenderás de ello. Muchas veces te parecerá que están contando tu vida y te identificarás con ellas y esto sirve para darte cuenta del verdadero mecanismo del maltrato y de que todos los maltratadores parecen la misma persona porque actúan exactamente igual.
Es esencial que sepas que no estás sola y que hay mucha gente deseando ayudarte. ¡Busca ayuda!. Puede ser en tus círculos cercanos o fuera de ellos pero no dejes de hacerlo. Una vida feliz te está esperando aunque no lo creas.

Espectacular artículo bien escrito y descrito.
No te conozco pero me parece muy valiente poner voz a la situación de muchas personas en situaciones parecidas
Espero puedas ayudar a mucha gente que esta en condiciones como la que describes.
Hay que poner en su sitio a impresentables como el que describes y que la gente conozca sus artes sucias y cobardes para creerse alguien a costa de otras personas .
Ánimo y a plantar cara a estos impresentables.
Que pena de lobos con piel de corderos
Creo que es un artículo excelente, muy cercano para las mujeres que sufren este tipo de situaciones, muy claro para las personas que no entienden el por qué las víctimas siguen en ese agujero y muy buena guía para la gente cercana que lo sufren actuar y no callar.
¡¡¡Enhorabuena por ese resurgimiento!!!
Fantástico artículo. No se puede explicar mejor el inmenso daño que un canalla sin escrúpulos puede llegar a infligir en la mente, en la personalidad y en el corazón de una mujer durante años y años. Espero de verdad que tengas la oportunidad de ayudar a tantas mujeres que están siendo maltratadas por los respectivos psicópatas de turno, y de tratar de infundir fuerza y valentía a todas ellas para que consigan alejarlos de sus vidas. (Pepe)
Me parece un artículo maravilloso, el resumen de una vida de tortura psicológica que no puede estar mejor contado.
Esto puede ayudar a otras mujeres que estén pasando por lo mismo, que pidan ayuda que muchas veces las personas que están a su lado no son conscientes de ese calvario.
Gracias por compartirlo.
Gracias por la valentía de escribir este artículo. Creo que puede ayudar a muchas mujeres. Yo estoy muy contenta porque he recuperado a mi tía, a la tía que tenía en mis recuerdos de pequeña. Buena persona, cariñosa, que se preocupa por los demás y divertida.
Siento mucho no haber visto tantas cosas y no haber entendido tantas otras. Mucho ánimo en el camino que has escogido.